viernes, 29 de noviembre de 2013

Neptuno en el cine

Cercanía de Neptuno.
x Jesús Gabriel
un astrólogo de Barcelona

Acudo a ver la última película de la directora Mar Coll. Trata de un estado de ánimo difícil de catalogar y, aún más, de comprender en sus causas. El papel protagonista lo encarna la actriz Nora Navas, cuya interpretación quedará en mi memoria durante largo tiempo.

El guión y la dirección dejan claro que evitarán buscar razón racional de tal estado de ánimo. Debo decir que al salir del cine tuve la sensación de que tal explicación faltaba. Sin embargo, según pasan las horas voy viendo que esta falta es la que da fuerza y dirección a lo que la película transmite.

El papel que encarna Nora Navas trata de una persona que experimenta una fragilidad difícil de contener, que vive en un estado de fuga/búsqueda: un desencaje.

Pretender comprender qué busca con la fuga, o qué busca y no sabe, supondría entrar en razones, cosa que, como he comentado, la película evita. Y ahí está la fuerza, en que la evite. Que evite caer en la tentación de dar pie a comprender el origen de tal fragilidad. Y es de esta manera que nos impregnamos de una emoción perturbadora por lo frágil que es.

También, la familia, tan fácil resultaría buscar culpabilidades en ella. Pero no, la hechura de la película también evita caer en ello. Así, pues, nos quedamos con el hecho en sí, al cual hay que aceptar incondicionalmente, sin que medie ninguna otra cosa que la de captar el caos interno humano, la vulnerabilidad, el agua que se escapa por entre los dedos de las manos.

Neptuno en el cine.

Tales sentimientos se asemejan a algunos de los principios que en astrología se corresponden con Neptuno: pérdida de los referentes, junto con una agudización de la necesidad de encontrar una salida que no sabe a dónde conduce. Una necesidad difícil de enmarcar, como pueden imaginar.

Náufragos, en definitiva.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Eclipse de poder

Un eclipse de Sol es para el mandatario un sacrificio, una pérdida, una renuncia, un descuido mortal, un soltar prerrogativas o privilegios, desaparecer, esconderse, retirarse -o que le retiren a uno- ceder su lugar, abdicar...

Los astrólogos tradicionales, los que han sentado cátedra, y de los cuales toman y transforman su legado los modernos, tomaron los eclipses como una señal que había que atender para poder captar su afectación sobre una comunidad de personas. Los eclipses de Sol, de acuerdo con ello, avisan de cambios que conciernen al poder establecido que dirige la comunidad. Y como los astrólogos, los cátedros históricos, han trabajado para los poderosos, ya sea eclasiales, imperiales, empresariales, políticos, etcétera, por ello, digo, han otorgado una connotación negativa a los eclipses de Sol, precisamente porque vieron que quien salía perjudicado con los eclipses eran sus clientes, sus poderosos clientes. 
El Sol es el mandatario, el cual corre peligro de quedar eclipsado, de ahí que los astrólogos hayan dado un significado negativo para quien esté ostentando el poder legal. Sin embargo, como vemos actualmente, en la sociedad contemporánea quienes ostentan el poder han perdido la fuerza que tenían antes, debido al papel de oligopolios y demás fuerzas que influyen fuertemente y que están fuera de nuestra vista. Es decir, el poder establecido ya está eclipsado desde hace tiempo por estos otros poderes.

Volvamos a la interpretación tradicional. Que los eclipses de Sol afecten al mandatario ello no supone que los efectos del eclipse deban ser negativos para el resto de los mortales. Una de las cosas que puede suceder es que surjan facciones en lucha por el cetro, si es que se puede llamar así. Es un tiempo en el que el mandatario se descuida; se le ven los puntos ciegos, que otros aprovechan para sacarlo del cetro; muestra debilidad y desgaste. Así, pues, se trata de una etapa sumamente interesante, una prueba de estrés que el mandatario que quiera seguir en ello debe pasar. O eso, o abdicar y dejar paso a otros antes de que le corten la cabeza.

Una curiosidad local.

La Carta de la conjunción Sol-Luna, la que acompaña al eclipse, calculada para Barcelona, es la que está ahí arriba. Esa carta me recuerda mucho a la que recoge el momento de la restauración monárquica de 1975. Curioso, ¿no?