lunes, 10 de diciembre de 2018

Stanley Kubrick (1928-1999)

Aprovechando que estamos en año Kubrick, me gustaría comentar brevemente algo que está en su mapa astral. Y me voy a referir a Neptuno.
Neptuno, descubierto cuando la fotografía estaba naciendo, tiene mucho que ver con la imagen, con la pintura, con la fotografía, con el cine, con la televisión y con la sociedad del espectáculo en general. En el caso de Stanley Kubrick, vemos que Neptuno está en su casa 10. De libro, vamos.
También es de libro el tránsito de Neptuno sobre su ascendente, alrededor de los últimos años 50. Este tránsito coincide con el momento en el que Kubrick empieza a escribir con letras de oro su biografía como artista. De esos años es Senderos de Gloria, una película en blanco y negro por la que parece no pasar el tiempo.

Tras el tránsito de Neptuno por el ascendente, veremos que los siguientes, los que hace con la Luna y con Saturno, coinciden con la etapa más intensa y creativa de su carrera.

Y, atención, el tránsito exacto de Neptuno haciendo oposición exacta al Sol natal de Stanley, justo cuando su muerte, pone de relieve lo que González Casanova dice al respecto de Neptuno y sus tránsitos mortuorios. Para quien le interese, le recomiendo la lectura de La Muerte en el Horóscopo, del autor mencionado. González Casanova sostiene que el tránsito más habitual en el momento de la muerte es el de Neptuno. Y en el caso de Stanley Kubrick es tal que así.

Una última apreciación sobre Stanley Kubrick. Murió sin haber llevado a cabo un proyecto cinematográfico sobre Napoleón. Este personaje histórico llamó la atención del director. Y en concreto, según dijo, por cómo fue posible que un individuo tan inteligente llegara a cometer errores tan descomunales. Por cierto, Kubrick y Napoleón son del mismo signo. Lástima que no haya podido llevar adelante este proyecto. Sin embargo, según compruebo en sus otras películas, el tema de cómo es posible que un tipo inteligente pueda llegar a caer a cuatro patas lo abordó Kubrick en más de una de sus películas. Lo vemos, por ejemplo, en Senderos de Gloria, en El Resplandor y, aún más, en Barry Lyndon. Deduzco que el tema de fondo en las películas de Kubrick es lo anómalo en el comportamiento humano. 

Aprovecho la ocasión para recomendarles la exposición que se está haciendo en el CCCB de Barcelona.

martes, 27 de noviembre de 2018

El Neo-Porno y los Milénicos

El Neo-Porno y los Milénicos
Parece el nombre de un grupo de rap o tecno-pop, pero no.

Entre los años finales de la década de los 80 y los iniciales de los 90 tuvieron lugar diversas conjunciones planetarias. Esta coincidencia, y más si hablamos de ciclos largos, da la marca de lo que hoy se llama la generación de los milénicos, milenials o milennials. Estamos hablando de la generación que hoy está alrededor de los 30 años. Y de esta generación surgirán las élites que gobernarán el mundo en el futuro. Recordemos que en esos años se puso en marcha la telefonía móvil e internet. Por lo tanto, estamos hablando de personas que nacieron a la par que la revolución industrial vinculada a esas tecnologías. Creo entender, pues, que son individuos con ciertas particularidades.

Además de los milénicos, esta etapa marca un antes y un después en la forma de comunicarnos unos con otros. Y ello afecta a los milénicos, pero no solamente a ellos. De hecho, gran parte de lo que esta generación expresa ya se ejercía antes de manera no ostensible o discretamente. Lo que da la diferencia es que estas personas, las que forman parte de los milénicos, escenifican y protagonizan cualidades humanas que antes eran solamente percibidas como algo inusual o exótico o marginal. Si la sociedad es hipócrita, esta generación ha venido para hacer un exorcismo al respecto, aunque para ello deben encarnar lo odioso de ello. Pondré unos ejemplos.

Entre los milénicos hay personas que asesoran financieramente a personas bien provistas de dinero. Estos milénicos aprenden rápido y pueden ejercer sin rubor cosas tales como asesorar a personas adineradas, mientras que en otras horas del día pueden ser militantes anti-sistema. Es decir, para conocer el sistema, para poder neutralizarlo, hay que estar muy dentro de él, incluso ejerciendo actividades que parecen ser pro-sistemas. 

Otro ejemplo: un hacker, que diseñaba ataques contra empresas, les envía un curriculum mostrando sus saberes sobre informática. Esta persona tiene todos los números para ser admitida por alguna de esas empresas, sabiéndose vender.

De entre esta generación hay personas que se dedican al porno doméstico y/o profesional. Y todo gracias a la proliferación y fácil acceso a cámaras digitales, canales de internet, etcétera. Estas personas no llegan al mundo del porno a través de biografías disfuncionales precisamente. Son personas que utilizan para sus fines la hipocresía social (y la perversión del natural impulso sexual) y la miserabilidad de los usuarios. Estas personas, milénicas y neo-pornos, tienen tomada toda la medida a los patrones de comportamiento que hacen que el porno haya llegado a ser un negocio planetario en toda regla.

Otras personas milénicas, que se dedican al periodismo y a la televisión, son capaces de defender las consignas ideológicas de la empresa ante el micrófono, incluso con fervor, cuando en realidad piensan otra cosa. Hay, pues, un nivel de cinismo más bien alto.

Esta generación milénica piensa así: el mundo es el que es y hay que aprovecharse de cómo es. Y también: una persona puede dedicarse a cualquier cosa (especulación financiera, porno, hackeo, etcétera), siempre que no pierda de vista de que lo hace porque quiere hacerlo. Es decir, estas personas rompen esquemas morales, para llegar a prostituirse, tal y como hicieron las generaciones anteriores, solo que en este caso el elemento que predomina es que las cosas se hacen por voluntad y propia iniciativa. Las generaciones anteriores se veían obligadas... y lo que para unos es percibido como una obligación a soportar, los milénicos se toman el asunto como algo que hay que acompañar con la voluntad personal.

La otra cualidad milénica es la ambición. De este grupo generacional se podrían hacer dos subgrupos: el de las personas que quieren trepar rápidamente por la montaña, y el de las personas que constatan que sus ambiciones deben ser renunciadas -y la consecuencia de ello es la exclusión y la inadaptación-, si ello les obliga a hacer cosas contra su voluntad. Los del primer grupo no quieren grandes montañas, pues tan solo quieren ascender y aprovecharse de la posición conquistada, para después vivir de las rentas de ello. Pero lo que está claro es que la cuestión no está en cuán alta está la montaña, sino en cuán audaz se es para hacer según qué cosas, y todo por el bien de la ambición propia. Ah, y otra cosa: si el desarrollo de estas ambiciones supone competir con otros aspirantes -todos ellos dispuestos a todo-, la mentira, la ocultación y el engaño van a ser necesarios e inevitables. El que quiera llevar su ambición limpiamente corre el riesgo de acabar auto-excluido.

Otra cosa: la alusión al porno, yendo más allá de lo sexual, va referido a un atributo de la Diosa Porné, patrona, no solamente de prostitutos y prostitutas, sino de toda actividad que implique comerciar con el alma humana, con los apetitos sexuales, espirituales y de cualquier otro tipo. Si ampliamos el concepto de lo prostituible y lo pornografiable, nos encontraríamos que todos podemos caer en semejantes categorías -excepto los jubilados-. 

Hasta podría ser que estos milenials sean como caballos de Troya que, procedentes de un mundo desconocido, campan por la Tierra haciéndose pasar por personas normales.

Y si las conjunciones de final de los 80 y principios de los 90 dieron lugar a los milenials o milénicos, imaginen qué podrán dar de si las próximas que van a ir sucediendo en estos próximos años. ¿Cómo serán, cuando sean mayores, los nacidos alrededor del 2019 y 2020, con las conjunciones que tendrán como protagonistas a Júpiter, a Saturno y a Plutón?

lunes, 12 de noviembre de 2018

Pulsatilla y el grado 12 de Libra (2/2)


Pulsatilla y el grado 12 de Libra (y II).
Desamparo y temor ante el rechazo.

En principio, el perfil típico de Pulsatilla encaja con personas que desean gustar, a menudo sin dar nada a cambio y sin darse cuenta de si su actitud es la adecuada. Su necesidad de compañía y aceptación les lleva a llamar la atención, a menudo de forma manipulativa, a través de emociones lacrimógenas. El asunto, pues, gira alrededor de este hecho: al uso que hacen de las emociones para coaccionar o chantajear. El asunto de fondo de esta actitud puede radicar en la intolerancia al rechazo. Es decir, la persona es sumamente susceptible ante la negativa de los demás, lo cual interpreta como rechazo.

Sin embargo, a través de tomas alternadas de las diluciones 15 CH y 10.000 K, empecé a percibir otros motivos y otras formas que también entran dentro del reino de Pulsatilla.
En este sentido podríamos detectar dos tipologías, o dos maneras de manifestar un mismo principio. A saber:

A./ El perfil Pulsatilla correspondiente a una persona que no se reprime, que utiliza una apariencia de fragilidad como modo de mantener a los demás a su favor.
B./ Y luego está la persona Pulsatilla que se reprime y oculta sus necesidades (de amor, de compañía, de reconocimiento, de atención, etcétera). Aunque bien podría tratarse de una sublimación o una trascendencia en cuanto a la forma típica de expresión. Por ello, en este perfil podríamos incluir a aquellas personas que moderan sus respuestas, que han sofisticado su manifestación, que han dejado atrás la coacción emocional típica de este perfil. Sin embargo, esta modalidad esconde un discurso interior que puede ser calcado al del perfil A. A saber: la persona interpreta la falta de atención de los demás como un rechazo.

Otra diferencia que nos puede ayudar a percibir la parte de Pulsatilla que todos llevamos dentro es dándonos cuenta de que la acción orientada a llamar la atención puede ser a través de actitudes obvias –como, por ejemplo, directamente, a través de las emociones- o a través de fantasías de amor y reconocimiento. Es decir, el perfil B anhela lo mismo que el perfil A. La diferencia está en que el tipo A lo expresa y el tipo B ha desarrollado una capacidad de contención y una habilidad con vistas a que sus demandas resulten apetecibles para otras personas.

Estoy seguro de que en el ámbito del marketing prolifera el perfil Pulsatilla de tipo B.

Tanto en el perfil A como en el B hay un interés por acercarse a los demás, para tomar de ellos el favor, el reconocimiento, la aceptación o el cariño (o cualquier otra ventaja o ganancia) sin dar nada sustancial a cambio. Incluso las habilidades orientadas a gustar a los demás no pasan de ser un ejercicio de estética superficial.

Hay en Pulsatilla una tendencia a aparecer como imprescindible ante los demás. Es decir, a hacerse necesario y sin aportar nada esencial, para mantener viva la atención. Como es de suponer, hay posibilidades de perpetuar dicha forma de funcionar mientras se piense que da buen resultado. Por eso mismo, lo mejor que puede pasar es que a la persona Pulsatilla le falle su estrategia, alejando a los demás, y ello la lleve a desarrollar un mayor nivel de conciencia.

Pulsatilla es alguien que sueña ser el centro de atención, acaso porque hay un fondo de soledad o insignificancia difícil de aceptar y soportar. Por tanto, aquello que hace para atraer la atención de los demás no paliará dicho dolor sino que, más bien al contrario, llevará a la persona a sentir más intensamente la soledad de la cual quiere escapar.

Por tanto, pues, un trabajo interesante relacionado con Pulsatilla es hacerse consciente de las manipulaciones emocionales creadas por uno y que suelen acabar en un rechazo por parte de los demás. O bien, cuando uno se da cuenta de que el sentimiento de desamparo persiste, por más atenciones que se hayan conseguido despertar.

También puede ir bien las tomas de Pulsatilla a alguien que ha sido víctima de las coacciones seductoras de otras personas. Por ejemplo, tomas de Pulsatilla para personas que, sin encajar en el perfil psicológico típico, están rodeados de personas necesitadas de amor y que actúan como auténticos vampiros emocionales.

Por tanto, Pulsatilla para la toma de conciencia de cómo uno juega con los demás; y también, para captar cómo los demás juegan con uno.

En el ámbito de lo espiritual, el perfil Pulsatilla también puede ser detectado en personas que venden filosofías de la liberación, maestros a la búsqueda de alumnos, profetas a la búsqueda de seguidores, vendedores a la busca de compradores, etcétera. Es decir, lo que en el perfil A eran emociones, en el perfil B son productos más elaborados. En cualquier caso, se repite la misma secuencia: captar la atención para no ofrecer nada sustancial. Por ejemplo, personas que lanzan discursos espirituales o filosóficos muy atrayentes y seductores, aunque huecos de contenido sustancial. Se trata de una manera muy elaborada de llamar la atención, de cautivar a los demás para obtener de ellos ventajas egoístas (ya sea compañía, afecto, energía, dinero, etcétera).

Las razones del comportamiento Pulsatilla bien pudieran estar en la infancia. Algunos de los motivos podrían estar en que fueron abusados (sin violencia), castigados mediante aislamiento, se les prometió que se les daría algo que no recibieron o se sintieron desamparados o faltos de protección o seguridad. También pudo haber agravio comparativo, y ahora ellos tratan de llamar la atención (para que no se olviden de ellos) como defensa o compensación. El drama, pues, surge cuando lo que consiguen es que los demás les descubran en sus juegos emocionales y los dejen igual o peor que antes.

Hay personas Pulsatilla afectas al mundo de lo erótico, de la imaginación erotómana -incluso de la prostitución o de la pornografía-, aunque no encajen explícitamente en semejante categoría.

El grado 12 de Libra.

La reverberación de Pulsatilla recae en el 12 de Libra, un grado en el que se escenifican los escollos del amor, de la imposibilidad del amor, de lo inaccesible que se vuelve el gozo compartido y la paz anhelada. O del amor posible que se vuelve imposible por razones que uno no comprende o no puede ver. Sin embargo, si pudiéramos vernos a nosotros desde fuera, llegaríamos a percibir que el principal escollo está en el interior. Uno se convierte en enemigo del amor al esperar de los demás lo que debería estar en uno mismo. Estamos hablando de una entidad que no es un atributo dable por otros, sino que es una percepción que uno tiene de sí mismo por el hecho de estar vivo.

El trabajo sugerido por este grado, y más sabiendo lo relacionado que está con Pulsatilla, giraría en torno a la templanza, a la capacidad para verse a sí mismo completo y digno. Desde este sentimiento de unidad interior es posible acercarse a los demás sin hacerse pasar por vulnerable o sentirse indigno ante la posibilidad de un no por respuesta. En definitiva, respeto: respeto por la propia dignidad, respeto por la soberanía ajena, etcétera. No tener miedo del no, y mucho menos interpretarlo únicamente como rechazo.


Pulsatilla y el grado 12 de Libra (1/2)

Pulsatilla y el grado 12 de Libra (I).
Las varices mentales y el miedo a la libertad.

Expresar las propias necesidades claramente resulta difícil para la persona Pulsatilla, acaso porque el marco mental no se lo permite. Por tanto, podríamos decir que hay un código interno consistente en no poner sus necesidades ante la vista de todos. La consecuencia de ello es que la persona vive en un laberinto interior que no se nota desde fuera, o en una gruta o cárcel que muy pocos conocen. Aún así, no obstante, puede intelectualizar sus emociones a fin de que resulten aceptables para los demás. Sin embargo, ello no ayuda a clarificar qué es lo que la persona verdaderamente necesita o qué atenciones pide que sean atendidas. Y no es cosa de saber expresarse con soltura, pues no es ahí donde está el problema. Entonces, si la persona se expresa bien, ¿en qué radica la cuestión?

La compleja personalidad de Pulsatilla le lleva a interpretar su existencia en términos de los demás. O lo que es lo mismo: la persona no acaba de ocupar el espacio y el tiempo que le deberían pertenecer. Diríase que ha sido educada para acompañar a los demás, no para ser acompañada. Prefiere pasar desapercibida o en segundo plano, pensando en que así será mejor recibida, encajada, aceptada y querida. O, al menos, que sus relaciones no se establezcan a partir de sus necesidades particulares, sino a partir de las necesidades comunes. Prefiere que los afectos respondan a una base de amor puro. Ello nos lleva a pensar que hay una idealización del vínculo con los demás, del amor, de la convivencia, de la armonía. Sin embargo, como luego veremos, el drama de Pulsatilla está en la bomba que lleva dentro.

Esta bomba está cargada con todo lo que uno ha dejado fuera de las prioridades conscientes. La crisis de la persona Pulsatilla sobreviene cuando comprueba que el bienestar de los demás está cojo si uno no está bien consigo mismo. La tormenta interior sale al exterior.

Como decía, Pulsatilla rara vez expresa sus emociones directamente y sin racionalizar. Lo normal es que se exprese civilizada y superficialmente. Sin embargo, lo que consigue con ello es falsificarse a si misma dando de comer a la crisis, pues estas formas de expresar necesidades rara vez encuentran la reciprocidad esperada, dado que tal expresión no se corresponde con las verdaderas emociones. Recordemos que Pulsatilla da más importancia a las relaciones con los demás que a sus propias emociones.

Pulsatilla es alguien tan recatado y diplomático que es capaz de tergiversar su registro esencial de personalidad. Podría parecer que le falta carácter, cuando en realidad lo que sufre es de un exceso de recato. Este hecho bien puede tener un origen en la infancia, acaso debido a unos padres rígidos, estrictos o poco comprensivos, o que no disponían de tiempo para poder compartir, conversar y escuchar. Así, pues, la persona Pulsatilla adopta un registro de flexibilidad y conformidad ante las circunstancias, de tal modo que si no se siente atendida se amoldará a ellas.  Sin embargo, nada de ello guarda relación con el mundo interior de Pulsatilla.

Es por eso que, aún con todo lo indicado, hay en Pulsatilla un rasgo rebelde que se experimenta interiormente a través de deseos auto-reivindicativos que rara vez se cumplen. Se trata, más bien, de una forma de venganza consistente en despreciar la realidad refugiándose en anhelos que nunca son satisfechos. Este desprecio de la realidad incluye la suya propia, su propia persona real. La consecuencia de ello es la soledad.

La soledad de Pulsatilla se debe a que las necesidades no expresadas se vuelven cada vez más abstractas y difíciles de comprender y comunicar. La patología, pues, es un sufrimiento invisible que persiste en la medida en que la persona sigue esperando la felicidad y la plenitud a través de la compañía de otro ser humano. Entonces, pues, un trabajo relacionado con Pulsatilla consistiría en una revisión a fondo de la escala de valores y prioridades. También, cuestionar los códigos con los que se ha sido educado, y preguntarse qué ha hecho que las necesidades de los demás tengan más importancia que las de uno mismo, y si haber dado prioridad a lo de los demás ha mejorado la relación con ellos.

Lo dicho hasta ahora nos lleva a pensar que el drama de la persona Pulsatilla gira en torno a que no sabe qué hacer con su vida, con su mundo interior. Para paliar esta situación, necesitará sacar o atenuar su congoja intentando llamar la atención. Sin embargo, tal artimaña no suele dar buen resultado, más bien al contrario.

Así, pues, el trabajo relacionado con Pulsatilla gira alrededor de la aceptación de la soledad.

El grado 12 de Libra.

Pulsatilla es resonante con el 12 de Libra, un grado en el que se escenifica una lucha entre el deseo de armonía colectiva y un impulso vital más egoísta. Ambas cosas, la paz y dar vía a este impulso, son hechos incompatibles si uno pretende que acontezcan a la vez. El equívoco viene cuando uno antepone la relación con los demás a los dictados del propio corazón, cuando es a partir del reconocimiento de esto último que es posible instaurar una vida verdaderamente armoniosa. Es por eso que el drama relacionado con este grado no está en los demás sino en la falta de sinceridad a la hora de expresar las emociones esenciales de uno, especialmente cuando ello se ha dejado de lado a cambio de un amor falso.

Además de lo indicado, Pulsatilla puede estar indicado en casos de bulimia o anorexia nerviosa, por poner unos ejemplos de demanda extrema de atención. Por tanto, Pulsatilla podría ser de interés para la persona que no se atreve a seguir adelante a partir de sus propias necesidades e impulsos, especialmente si piensa que nadie la va a entender o que para ello debe poner en peligro su falsa armonía.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Alicia en el País del 155


No entiendo el país en el que vivo. En pocos días me he encontrado con lo siguiente:
- un médico relevante, partidario de la independencia de Catalunya y del derecho a decidir, me comenta que está participando en una campaña para sacar la homeopatía del mapa. Es decir: derecho a decidir sobre unas cosas y no sobre otras.
- un editor muy conocido, y militante destacado de movimientos sociales, defiende el derecho a escoger y decantarse por la medicina natural y por las terapias alternativas. Sin embargo, a la que se le pregunta por el derecho a decidir de los catalanes, lo niega y lo patalea con singular virulencia.
- un farmacéutico, con despacho en la parte de arriba de la Diagonal, me comenta que tiene como pacientes a dos personas muy notables. Ambas son usuarias de tratamientos homeopáticos y terapias alternativas. Sin embargo, estas personas participan en las cruzadas contra la homeopatía desde los estamentos oficiales, pues en este caso hay una ex-ministra del gobierno de España y un ex-conseller de la Generalitat. ¿Alguien me puede explicar por qué se ataca en público lo que uno valora y usa en privado?
- unos vecinos, en concreto ella, médica y cirujana de un hospital público, me comentan que ellos utilizan la homeopatía con su hijo, pero no con ellos. Es decir, según esto, ¿la homeopatía es eficiente en niños pero no en adultos, o es que la pertenencia del adulto a una corporación medicocrática le conlleva una amputación de su libertad.

Los médicos alópatas cargan contra la homeopatía. Alegan que no tiene evidencias científicas. Debe ser señal de que quieren protegernos contra la barbarie homeopaticista. Sin embargo, a la que uno va a ciertas farmacias es posible constatar que una buena parte de clientes recurren a la homeopatía. En concreto, en la farmacia a la que acudo percibo que de cada diez personas que desfilan por allí, más de la mitad solicitan productos homeopáticos. Y yo me pregunto lo siguiente: tanto o más que a los médicos, ¿no deberían escucharse a los pacientes, o es que los que acudimos a productos homeopáticos no somos nada?
Otra cosa en cuanto a la alopatía: ¿por qué los médicos alópatas no miran en dirección a la farmacopea que tanto recetan, con la de efectos yatrogénicos que genera? O, por poner otro ejemplo, si tanto piensan en nuestro bienestar, no hacen campañas para la disminución del consumo de azúcar y de harinas refinadas, que tanta caries produce. Me refiero tanto a la caries dental como a la caries mental.

Me llama la atención de que mientras en España se lanzan semejantes invectivas, en otros países europeos, como Alemania, Suiza o Austria, la homeopatía esté bien integrada y considerada por el sistema público de salud. Por cierto, ¿no les parece que la aceptación de las terapias alternativas es una forma de expresión democrática, y que en los países en donde la democracia no está bien tolerada esta aceptación se traduce en actitudes reaccionarias y corporatocráticas?

¿Y no será que el espíritu del 155 está proliferando y extendiéndose más allá de la política, y que estamos ante una nueva modalidad de inquisición? Y hasta es posible que no nos haya abandonado nunca, la inquisición, digo.

Vuelvo a la trifulca de los médicos contra la homeopatía. Es posible que el problema no esté en la homeopatía sino en los homeópatas (y demás terapeutas alternativos), y que la queja de los médicos alópatas acaso esté en que los alternativos dedican más tiempo a escuchar y a tratar al paciente. Es decir, los médicos alópatas expresan la frustración (por ejemplo, por la falta de consideración hacia su trabajo por parte de las instituciones, o por los recortes sociales que provocan un empeoramiento de las condiciones en las que deben hacer su trabajo). En concreto, la queja mayor, tanto por parte de médicos como por parte de pacientes, es la falta de tiempo para atender las consultas. Es decir, el médico alópata, que tiene que trabajar en servicios sociales muy saturados, sólo tiene tiempo de mirar las fichas que aparecen en el ordenador, mientras el cliente escucha y constata de que es tan solo una máquina al servicio del sistema, tal y como se siente el mismo médico, que dedica más tiempo a leer en el ordenador que a mirar a la cara a sus pacientes. De ser así, veo lógico que el médico alópata, acaso agobiado por tanto recorte presupuestario y ninguneos varios, decida utilizar el eslabón más débil de los homeópatas para expresar su congoja.

Y si no fuera esto, si fuera un 155 extendido a todo y a todos, hasta es posible que los psicólogos algún día lleguen a denunciar a los astrólogos que cultivan la astrología psicológica, por no disponer de la licenciatura correspondiente. O, volviendo a lo homeopático, los médicos oficiales, ¿cuando decidan que la homeopatía tiene fundamento científico, exigirán la exclusividad (en detrimento de los homeópatas no colegiados) de ser ellos los únicos que puedan prescribirla?

De la laxitud a la hiper-regulación.

En el 2020 tendremos una conjunción entre Saturno y Plutón en Capricornio (un signo que legisla y jerarquiza). La anterior, la que hubo en Libra (un signo en el que lo importante son los pactos entre las personas) en 1982, produjo la fiebre neoliberal y la laxitud en todo, lo cual permitió tanto el avance de los tratamientos alternativos (bien) como los subproductos bancarios de más que dudosa moralidad (mal). Sin embargo, ante la próxima conjunción, la del 2020 en Capricornio, viviremos un giro extremo pendular, pasando de la laxitud a la hiper-regulación. Los vientos parece que soplan en esta dirección: a reglamentarlo todo y a todos. La laxitud que hizo posible que la actual relevancia de lo alternativo fuera posible se está acabando, y viene una etapa muy inquisitorial. Se le ven las orejas al lobo.